Del barrio de La Cuesta y más canario que unas papas con mojo o el sonido de un timple, Fran Baraja lleva más de 20 años en la escena musical con los objetivos claros: ser fiel a sí mismo y romper los clichés de la música folclórica. Para ello ha estudiado en la escuela musical callejera, aquella que le vio durante una década tocar en la esquina de la Catedral lagunera. Allí empezó a gestarse todo un artista que, sin renunciar a su sonido, se atreve con muchos estilos, que podremos disfrutar el 5 de junio en el Festival El Zoco. ¿Qué tendrá reservado en la baraja Fran? Con poquito seremos felices.
¿Cómo empieza Fran Baraja en la música?
Yo empiezo en la música folclórica desde que tengo ocho años en casa, y luego ya me apunté en una rondalla a los catorce años. Estudié contrabajo en el Conservatorio, aunque no terminé, y ya después me metí en el rock y en todo ese tiempo me pasé tocando en la calle, concretamente en la esquina de la Catedral de La Laguna. A partir de ahí ya hemos ido viajando fuera de Canarias.
¿Llegaste a formar una escuela de folclore?
Sí. Con 14 años en la Agrupación Folclórica con varios compañeros. Fundamos esta escuela y empezamos como freelances a lo que nos llamaban por toda la Isla.
¿Cómo diste el salto al rock?
Por mi vecino que tenía un grupo de versiones, tocaba la guitara y era muy punky. Ya con 17 o 18 formamos en Taco un grupo con el que hacíamos versiones de clásicos del rock and roll. La gracia era que éramos pibitos de 20 años tocando música de 40, pero tuvimos bastante éxito en distintos locales durante cinco o seis años. Cogimos muchas tablas sobre el escenario.
“En mis conciertos considero al público un instrumento más de la banda”
También estuviste en otros grupos como Skywalker y Banda Reparte.
Skywalker es un proyecto que también nació en la calle, en La Laguna. Era un proyecto de gipsy-jazz con Pablo González y Yeray Herrera. Se nos han ido sumando más músicos como Daniel Morales y otros artistas de este estilo tan minoritario. Ya Fran Baraja y la Banda Reparte fue mi primer proyecto propio componiendo mis temas. Luego llegó Fran Baraja y la Parranda Blues Band.
¿En qué consistió la Parranda Blues Band?
Aquí ya nos metimos con el folclore canario mezclado con rock, reggae, blues, jazz y montón de estilos. Nos fue bastante bien con este disco por toda Canarias, que se llamaba Parranda Power. Cuando acabó este proyecto, llegó el de Fran Baraja.
¿Qué crees que te enseñó la música en la calle?
La calle es un escenario complicado porque todo es efímero e improvisado. Teniendo en cuenta que es algo espontáneo, aprendí mucho a tratar con el público durante esa década. Siempre intento hacer mis conciertos muy interactivos y dinámicos. Casi que los considero un instrumento de la banda más, ya que bailamos, damos palmas. Todo eso me lo enseñó la calle. Si no le llamas la atención al público no te echa la moneda.
“Siempre se rieron de mí por tocar música folclórica canaria y, por ello, intento derribar mitos como que es algo de fachas o viejos”
¿Cuál dirías que es tu estilo?
Es imposible encuadrarnos en uno. Cierto es que lo que más me han dicho es que me parezco al Muchachito, pero canario. Somos una banda con un sonido diferente y único. Yo tengo una voz peculiar, que si eso se puede llamar voz… Tiene sus ventajas, ya que hay gente que aprecia ese “deje” único, pero es inclasificable para el mercado. En nuestro caso, aún sin etiqueta, nos hemos movido bastante. Aunque no sea a grandes masas tenemos un público muy fiel que nos conoce y se sabe nuestras canciones sin haber salido de OT.
¿Tus canciones siempre tienen el toque canario?
Siempre lo intentamos. Huimos del mensaje de otros iconos de la música canaria. Siempre hemos intentado coger nuestro camino y, aunque respetamos a la música canaria y a toda la gente que ha hecho lo suyo, no queremos seguir su estela y buscamos abrir otro camino diferente, que creo que lo hemos ido consiguiendo.
¿Qué opinas de la gente que cree que la música folclórica está anticuada?
De mí siempre se rieron por tocar música folclórica canaria. Por ello, siempre intento derribar mitos como que el folclore es de fachas, de gente mayor, etc. Creemos que no es así y esto se debe a que falta una base de educación. Ahora que yo estoy desarrollando labor docente me doy cuenta que nadie vino a mi colegio a explicarme las cosas de manera divertida, sino que fue de manera dogmática y prusiana. Creo que el mensaje no ha llegado porque no se ha explicado bien. El folclore sigue evolucionando, modernizándose y hay muchos proyectos que apuestan por ello. Mucha gente se sorprendería.
“No voy a cambiar el sonido que me ha costado 20 años conseguir por ser mainstream“
¿Te sientes identificado con el mainstream?
Cada artista enfoca su carrera de una manera y es respetable. Yo me alejo de esta corriente y “me la pela”. No voy a cambiar mi sonido, que me ha costado casi 20 años de mi vida en conseguir, por ser mainstream. Yo priorizo antes eso que tirarme a las grandes masas. Además pienso que no entenderían mi mensaje porque soy bastante satírico, social y ecologista en los conciertos. Nosotros trabajamos en Canarias por todos los pueblos. No todos tenemos que ser Michael Jackson. Yo me conformo con vivir de la música y pagar mi alquiler, la luz, el agua y el internet con ella.
¿Cómo te afectó la pandemia como artista?
Yo al principio tuve una sequía creativa. Me pilló en Madrid, que estaba haciendo contactos para ir a bares, a cosas de cantautores, incluso actué con Arístides Moreno en la Galileo Galilei. Tenía enfocadas muchas cosas en Madrid y todo se fue “pal carajo”. Luego fui remontando con shows digitales, sombreros digitales por bizum, y también produje algunas cositas en casa de las que salieron varios temas. Sobrevivimos al aburrimiento gracias a ello.
¿Qué influencias musicales tienes?
Bastantes. Desde música canaria como Arístides Moreno, Mestisay hasta Extremoduro, jazz, blues antiguo americano, también de los 90 como Back Street Boys y Spice Girls. Además música folclórica sudamericana, folk americano, música del Este. Me gusta mucha Goran Bregovic. Un batiburrillo de cosas.
¿Qué canciones elegirías de tu repertorio para definirte a ti mismo?
Una diría “Muerte al ukelele”, una isa reivindicativa. Después ya por recomendación el último single “Con qué poquito soy feliz”, que es una reflexión después de la pandemia para valorar las pequeñas cosas. Y, por último, diría quizás una versión de la isa de Fuerteventura que se llama “Isa Majoresca”. Con esta le dimos un “cogotazo” moral a quien se lo merece.
“La mescolanza es necesaria porque con conocimiento y cultura llega el hermanamiento y la solidaridad”
¿Qué podemos esperar de Fran Baraja en el Festival El Zoco?
Vamos a tocar nuestros grandes éxitos que hemos ido recopilando durante estos diez años. Y luego un poco de Stand up, de monólogo, de hablar con la gente, vacilar, algún chiste. Y reivindicando el folclore canario, pero también abrazando los otros estilos y culturas. Mucha alegría y mucha diversión, en definitiva.
¿Qué opinas de propuestas como El Zoco?
Hacen falta más iniciativas como esta. Y más en los tiempos que estamos es un acto de rebeldía. La mescolanza es necesaria porque a través del conocimiento y la cultura llegan otros valores como el hermanamiento y la solidaridad. Yo creo que la gente que no esté muy metida en la música del mundo se va a ir con una sensación efectiva y buena de El Zoco. De todos los proyectos que van espero que descubran algo nuevo.
¿Qué proyectos tienes en el futuro?
Ojalá saberlo. Me adaptaré al mundo que viene y me centraré en el proyecto de “El cuarto de las papas”, que tendrá varios temas con el single de “Con qué poquito soy feliz”, que es electro folk, y videoclips. Vamos a mezclar ritmos urbanos actuales y de los 90 o 2000 con tintes de música folclórica, de la mano de un crack como es DJ Arrocín. Y luego quiero alejarme del formato disco y seguir la línea de los singles. Esta dinámica de presentar single y vídeo nos está yendo muy bien.
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